1931-1940
Todos los indicios apuntaban al gran despegue del Real Madrid como mejor equipo español. El comienzo de la década vivió dos triunfos consecutivos del Club en la recién estrenada Liga (1931-32 y 1932-33), además de proclamarse campeón de Copa en los años 1934 y 1936. Pero, cuando todo sonreía al madridismo, llegó la guerra civil española…
La década no pudo comenzar con mejor pie. El Madrid iba a comenzar en el torneo en el que hoy en día, es el club más laureado. El campeonato de Liga llegó a verse en peligro por una anunciada huelga de árbitros, pero la desunión de éstos la hizo fracasar. Durante toda la campaña hubo un intenso codo a codo entre el Real Madrid y el Athletic de Bilbao, que no se resolvería hasta la última jornada, cuando los vascos cayeron derrotados en Santander y los madridistas empataban a dos tantos ante el Barcelona en el desaparecido terreno de juego de Las Corts. Tras el viaje a la capital de España, la expedición madridista fue recibida en el Ayuntamiento por el alcalde que les dio la bienvenida oficial, manifestando, en nombre del pueblo madrileño, la gratitud por la conquista de tan honroso título. El Real Madrid había escrito una gesta, no sólo al haber conseguido el título sino al hacerlo sin perder un partido. La solidez defensiva formada por el trío Zamora, Ciriaco y Quincoces —el equipo sólo encajó 15 tantos— tuvo una cuota importante en el éxito.
Segundo título consecutivo
Con un gran fútbol, centrado en el espíritu de lucha y en la gran calidad de los jugadores, el campeón no dio opciones a sus rivales, a pesar de que comenzó y finalizó el torneo con sendas derrotas. Durante la campaña, se incorporó al plantel el hasta entonces ídolo barcelonista José Samitier, quien con su depurada técnica y visión del juego potenció aún más la plantilla. El campeonato fue otro duro codo a codo con el Athletic de Bilbao al que superó al final por dos puntos, consiguiendo así su segunda Liga consecutiva. Olivares, con 16 goles, fue el máximo realizador del campeonato.
Muy cerca estuvo el equipo de repetir hazaña en las tres siguientes temporadas, pero en todas se quedó con la miel en los labios y el “título” de subcampeón, a un solo punto de los vencedores, Athletic (1933-34 y 1935-36) y Betis (1934-35). Sin embargo, el 6 de mayo de 1934, El Real Madrid conquista el torneo de Copa tras 17 años de sequía en esta competición. En la final derrota al Valencia por 2-1, goles marcados por Hilario y Lazcano.
Y llegamos al 21 de junio de 1936, cuando Real Madrid y Barcelona se encuentran en la final de la Copa de España. Un gran partido muy esperado que levantó enorme expectación. Con Valencia como escenario, ambos equipos, ya por entonces los más representativos del fútbol español, se dejaron la piel en el terreno de juego por conseguir el triunfo. Los madridistas comenzaron el partido con enorme acierto, logrando dos goles por medio de Eugenio y Lecue. Luego, Escolá consiguió acortar distancias. Y bajo un intensísimo dominio azulgrana llegó el gran protagonismo de Ricardo Zamora con una antológica parada —que a la postre sería la última oficial con el equipo— y que dio al Madrid el título. El Real Madrid vencía por 2-1, pero tenía 10 jugadores. Escolá enganchó un potente disparo que iba directo a las mallas. Y allí surgió Zamora, entre una nube de polvo, para detener el envenenado disparo. Aquella sensacional intervención marcó el final de un jugador y el principio de una leyenda. Los hombres que lograron la gesta histórica fueron: Zamora; Ciriaco, Quincoces; P. Regueiro, Bonet; Sauto; Eugenio, L. Regueiro, Sañudo, Lecue y Emilín.
Luego llegó la Guerra Civil española y con ella tres años de ostracismo de un deporte que ya era el primero en España por practicantes y aficionados. El 19 de abril de 1939, terminada la contienda, Pedro Parages convoca una asamblea para reconstruir la sociedad. La guerra había destrozado el campo y había dispersado a los jugadores y a los socios. Fue como una vuelta a empezar, un nuevo partir de cero. Y Pagares lo consiguió.
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